Un místico de ojos abiertos


           He aquí un místico de ojos abiertos. Esta expresión define muy bien a quien dijo aquello de que “la perfección no consiste en los éxtasis, sino en cumplir bien la voluntad de Dios”. O a quien desconfiaba de los “actos de amor de Dios, de complacencia... que resultan muy sospechosos, cuando no se llega al amor efectivo”. 


       Cuando en la palabra misticismo introducimos las experiencias extraordinarias, los diversos grados de unión con Dios, los estados de perfección, las levitaciones, las visiones y demás fenómenos espectaculares, entonces Vicente de Paúl no es místico y está absolutamente fuera de ese misticismo. 


          Pero si llamamos místico a un creyente convencido que vive una fuerte y profunda experiencia de Dios amor, misericordia y perdón, que su encuentro con Dios no se da en el espiritualismo desencarnado y narcisista, que demuestra que vive, se mueve y existe en Dios, dando su vida por los más desamparados y haciendo suya la causa de los más pobres y abandonados, que su identificación con el Cristo evangelizador y servidor de los pobres es total, entonces Vicente de Paúl es un auténtico místico de ojos abiertos como lo han sido muy pocos en la historia del cristianismo. 



Portada un mistico de ojos abiertos

I.S.B.N.: 978-84-7349-180-8 

Tamaño: 14 x 21 cm - 180 Páginas

P.V.P.:  15,00 €


 © José Naranjo 2024